Ariel es ingeniero, y vive en un precioso edificio antiguo. Se ocupa de sistemas de acceso y su mujer dice que es un genio. Estudia cine y psicología, y tiene un pasado como actor de teatro. Pero sobre todo, es un copado. Trabajamos juntos para realizar un retrato en San Telmo, ambientado en el patio de su casa. En realidad es una galería de un edificio típico, con una arquitectura muy bonita. Y la verdad es que esa tarde fue un placer.
Porqué un retrato en San Telmo?
Uno de mis barrios favoritos de Buenos Aires, y creo también que sea uno de los más representativos, es San Telmo. Aunque el turismo de estos años lo ha cambiado mucho, para mi sigue sin perder su espíritu original. Para ser más claro, un barrio de Capital Federal que para mi ha perdido su alma es Palermo viejo. Ahí, una excesiva concentración de locales comerciales han desnaturalizado por completo el espíritu porteño del lugar. Sobre todo la parte nombrada “Palermo Soho” entre J. B. Justo y Scalabrini Ortiz, mientras que Palermo Hollywood quizás todavía zafa.
En San Telmo por supuesto han llegado los turistas y los fines de semana no se puede ni pasar. Está lleno de hostales y locales para comer, con los mozos en la vereda vendiendo sus versos. Pero al lado de eso, sigue existiendo la otra cara, la que siempre tuvo. Un barrio auténticamente argentino, bien porteño. Con los vecinos sentados en la vereda tomando mate, los chicos jugando al futbol en los empedrados, algún que otro viejo quemando cosas en la calle. El turismo y los vecinos conviven en San Telmo, unos al lado de otros. A veces esas 2 realidades están tan cerca, que si te distraés un segundo te pod8es encontrar sin querer a caminar por una cuadra medio heavy.
He visto por primera vez en mi vida Plaza Dorrego en 1994. Puedo tranquilamente afirmar que, si bien aumentaron los locales y todo es más prolijo, el espíritu del lugar es idéntico. Me parece un orgullo haber logrado mantener esa identidad a lo largo de estos años. Considerando la devaluación y la consecuente apertura al turismo masivo en Buenos Aires, y a la Argentina entera.
Más allá del gusto personal, las dos imágenes tienen cierto carácter, y mucho se debe a la actitud del modelo. Ojalá todos fueran como Ariel en una sesión fotográfica. El lugar también tiene su parte de protagonismo, y entrelaza un dialogo con el sujeto.
EL arte del retrato
La mayoría de las personas que tienen que posar frente a una cámara, si no son profesionales, se ponen muy ansiosos. Hay que calmarlos y distraerlos continuamente para conseguir que se relajen y no resulta nada sencillo. Cuando estoy sacando fotos me cuesta mucho atender las inseguridades del modelo. Me quiero dedicar al encuadre, la exposición, y toda la serie de detalles técnicos para lograr un resultado fotográfico de nivel profesional. Ni hablar del hecho de tener que controlar la luz artificial, si es que hace parte de la toma como en este caso.
De esto trata el arte del retrato fotográfico: entrelazar un vinculo con el sujeto para ponerlo cómodo. Lograr que se muestre frente a la cámara de verdad, aun que sea por un instante. Una sesión tipo puede durar solo minutos, en muchos casos no llega ni a los 10. Si el sujeto no es un modelo acostumbrado a trabajar en fotografía profesional, llega a aburrirse o sentirse incomodo en muy poco tiempo. Si esto sucede, hemos perdido muchas de las posibilidades de sacar una buena imagen.
Ver más: Portfolio de retratos
Fotografía retrato en San Telmo, un poco de técnica
Las dos fotos tienen un armado de luz parecido: luz ambiente, más un flash inalámbrico apuntando al modelo. En ambas el fondo está subexpuesto por más de un stop. En la de arriba utilicé un difusor Lumiquest SoftBox III apuntando directamente a la cara desde cierta altura. Eso queda claro por las sombras dramáticas en el ojo y en la nariz. Me gusta el efecto creado por el difusor, es una luz dura pero no demasiado. También me parece interesante el brillo en la campera, las diagonales del edificio contrastando con las curvas de las plantas. Y por supuesto, la actitud del modelo.
En la segunda, la de abajo, quería aprovechar la belleza del portón. De pura casualidad empezó a entrar un rayo de sol directo a la planta de la izquierda, con esa forma dura de las hojas apuntando al sujeto. Así que aproveché de algo casual que me pareció interesante. La luz ambiente crea un fuerte contraluz en el pelo. Para iluminar la cara utilicé un para agua plateado Westcott super compacto. La luz en la cara es un poco chata, eso si. Por suerte hay muchos otros puntos de interés en el encuadre: el portón, el contraluz, la planta, las diagonales de las baldosas del piso, y la postura del Ariel. Esta imagen tuvo cierta pos producción para exacerbar el viñeteo en el piso.
Trabajo con equipo radio PocketWizard para pilotear los flashes. De todos modos, en los últimos años han salido al mercado cantidad de equipos mucho más baratos. Por lo que leo en más de un blog de fotografía, no serán perfectos pero cumplen con la necesidades de la mayoría de los trabajos. Hoy en día, jamás gastaría un solo centavo para comprar un cable sincro. Suelo trabajar en manual porqué vengo de la escuela de Strobist del fotógrafo David Hobby. Pero la verdad es que también anhelo incorporar técnicas de TTL, más cercanas a las que utiliza el fotógrafo Joe McNally. Me tocó varias veces durante unos reportajes, de no poder mantener una distancia constante entre el flash y el sujeto. Ahí es cuando querés algo más flexible que se ocupe del tema de manera automática: el TTL.
La oferta de accesorios de iluminación ha tenido en estos años una verdadera explosión. Objetos que hace poco tiempo eran accesibles solo para un pequeña elite de fotógrafos profesionales -gels, modificadores de luz, equipos radio, etc.- ahora están al alcance de cualquier aficionado. Con toda la ventaja que eso representa para el crecimiento de la fotografía, a todos los niveles.
Los invito a señalarme sus fotógrafos de retratos preferidos; acá van algunos de los mios: