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No es pretencioso, es realista. Ya que los edificios no cambian con el pasar del tiempo, entonces una buena foto puede quedar para siempre. Pasa lo mismo con la fotografía de paisaje. De hecho, un fotógrafo de arquitectura exterior encuentra los mismos desafíos que hay en la fotografía de naturaleza: la luz y el entorno están fuera de nuestro control. Cuando recibo un encargo para retratar los exteriores de un edificio, me reúno con el cliente y escucho sus objetivos respecto a las imágenes. Con esa información, salgo a buscar los puntos de vistas posibles: pueden haber varios, como uno solo. Luego, gracias a una app para fotógrafos, analizo los horarios para la mejor luz. Finalmente salgo para hacer las fotos: casi siempre durante el fin de semana, y casi siempre más de una vez. La imagen perfecta no sale tan fácil, porque la luz y el entorno son impredecibles. Esto explica porque a veces me lleva un mes retratar un exterior!
El cliente cumple un rol importante cuando retrato un interior: me comparte lo que pasa ahí adentro. Como fotógrafo de arquitectura de interiores, tengo que entender bien el clima de un lugar, eso es lo más importante. Si en los exteriores corro atrás de la luz, en los interiores me detengo y estudio el espacio. Los clientes suelen preocuparse si no hay sol, pero no es un tema prioritario; he hecho excelentes servicios fotográficos en días de lluvia. Casi siempre tengo que mover las cosas de lugar: con paciencia cambio, ajusto, acomodo. El apuro no va con el interiorismo. Por eso también suelo trabajar en remoto: miro la escena a través de una tableta, sin tener que estar en el lugar de la cámara. La pantalla es más grande para controlar los detalles. Además, muevo los objetos estando en la escena, y veo en tiempo real los cambios que hago.
Que sea un hotel de 3 estrellas, uno de 5, o un alquiler de Airbnb, el trabajo es parecido. Trabajar en un emprendimiento es delicado, porque se hace en un contexto donde están a su vez trabajando. La organización del servicio fotográfico se convierte entonces en el factor más importante, porque los espacios tienen una disponibilidad limitada. Además, en el caso de un hotel hay que trabajar entre los huéspedes sin molestarlos. En la reunión previa con el cliente, entonces, armo un listado con todos los espacios para retratar. Defino uno por uno en que horario los puedo hacer, según la disponibilidad, la luz y otras variables. Ese listado hará de cronograma en el día del servicio. Luego me aseguro de que el personal me ayude durante la jornada de fotografía. Siempre surgen muchos detalles para arreglar y necesito contar con la disponibilidad del encargado de mantenimiento, o el cronograma fracasará.
Aunque la mayoría de las fotos aéreas se hacen para documentar el avance de obras en construcción, también se pueden hacer para retratar obras terminadas. Ver un edificio en su contexto desde arriba es imponente. Los puntos de vistas que se logran desde el cielo nos resultan siempre muy atractivos, porque son novedosos. No solemos ver las cosas desde el cielo, así que cualquier foto aérea nos sorprende y nos encanta. El drone es el complemento ideal para cualquier fotógrafo de arquitectura, tanto en la ciudad como afuera. El contexto urbano puede ser complicado, a veces los edificios están ubicados en calles muy angostas, o estás tapados por árboles. En esos casos la única manera de retratarlos es desde arriba. En áreas abiertas también es imprescindible: cuando hay que abarcar complejos constructivos de gran tamaño, o mansiones, o enteros barrios cerrados. La buena noticia es que los costos del servicio de fotos con drone se volvieron accesibles para todos, no solo para las grandes empresas de la construcción.
En la fotografía de obras, la seguridad viene primero. Tengo mi propio zapato homologado, y un seguro que cubre caídas desde 40 metros de altura. El cliente se queda tranquilo al saber que el tema seguridad está resuelto. Luego viene la experiencia: las obras son lugares duros para trabajar. Un fotógrafo de arquitectura no es solo un artista que retrata obras terminadas e impecables. He relevado innumerables obras en construcción, desde pequeños edificios a enteros barrios cerrados. Sé lo que significa subir 20 pisos sin ascensor ni barandas, o hacer despegar el dron desde una terraza postiza. Incluido en el servicio, puedo realizar encuadres precisos y constantes en el tiempo, para obtener fotografías del mismo punto de vista a lo largo del tiempo. Eso documenta el avance de una obra de forma muy efectiva. Por último, las fotos aéreas con drone son casi indispensables, porque amplían la visual y ubican la obra en su contexto.
Colaboro también con agencias inmobiliarias y particulares. La diferencia de calidad de las fotografías es notoria: las fotos inmobiliarias sacadas con un teléfono no pueden alcanzar la calidad de las fotografías profesionales. Además, la inversión para un servicio fotográfico inmobiliario es ínfima respecto al valor de un inmueble, inclusive si es un mono ambiente. Fui uno de los primeros fotógrafos de arquitectura de Buenos Aires a ser contratado por Airbnb. Con ellos aprendí un montón, particularmente en 2 aspectos: la efectividad y la técnica. Relevé cientos de propiedades, acumulando una gran experiencia de situaciones diferentes. Además, las propiedades chicas presentan enormes problemas técnicos para resolver, desde un punto de vista fotográfico. En resumen, he aprendido a ser rápido y efectivo. Por eso ofrezco servicios a precios muy competitivos, sin comprometer la calidad de las fotos. Puedo pasar a retirar las llaves, y entregar las imágenes editadas en 24 horas.