El mes pasado tuve el agrado de recibir un encargo de fotografía de interiores por una empresa que se dedica a construir, decorar y alquilar espacios de trabajo compartido: el coworking. El lema de este nuevo tipo de oficinas es transformar el lugar de trabajo en un lugar placentero. Un espacio donde poder expresarse y hacer con pasión lo que a uno le gusta, conectados a la vez con otras personas.
Interiores de coworking
Es un concepto que, por suerte, hace ya varios años que las empresas más evolucionadas están desarrollando. Me parece muy sabia la visión de considerar importante el bienestar de los trabajadores, algo que vale la pena fomentar y sostener.
Para lograr concretamente estas ideas, realizan ambientes amplios y luminosos, con vistas hacia el exterior. Los muebles y la decoración son modernos y eficientes, pero sin sacrificar la calidez. Los materiales son de primera calidad, y placenteros al tacto como la madera, los tejidos y almohadones. La paleta de colores es atractiva y algo sofisticada. Hay espacios para el relax y el juego que fomentan el encuentro con otros usuarios, lugares para desconectar y tomarse un té, y hasta salas de meditación para relajarse y recargarse de energía.
Fotografía de interiores con la mejor onda
En fotógrafía de interiores y arquitectura, un encargo como este es lo mejor que te puede pasar. Nada más satisfactorio que retratar espacios impecables con la total dedicación del cliente en preparar los espacios. Antes y durante el servicio fotográfico tuve toda la ayuda por parte del cliente y del personal del lugar. Es un factor muy importante que no hay que dar por sentado. Resulta imprescindible cuando se trabaja en un emprendimiento comercial como un Hotel. Influye mucho sobre el resultado final de las fotos!
Un poco de técnica
Por lo que concierne lo técnico, el mayor desafío fue encontrar el equilibrio entre los interiores y los exteriores. Había ventanales con vistas al exterior en casi todos los encuadres, a veces con fuerte contra luz. Tuve que realizar múltiples fotografías para ampliar el rango dinámico de las escenas, y eso comportó mucho trabajo de post producción. Me hubiese gustado poder correr algún mueble para que encajara mejor con el encuadre, pero siempre hay que liderar con alguna limitación.
Había varios espacios con mezcla de luz natural y artificial -el terror de nosotros fotógrafos-, pero debido a la temperatura muy natural de las lámparas, no hubo mayores problemas.
Abajo les dejo alguna imagen de los ambientes que tuve que retratar. Fue un placer trabajar en estos espacios tan lindos, con vistas asombrosas hacia el exterior, y una decoración de primera.